Como síndrome, no hay establecido un tratamiento específico para el conjunto de los factores que lo componen, sino que deben tratarse cada una de las condiciones por separado.
La prevención es uno de los elementos clave para el control de esta constelación de factores clínicos. Se ha estimado que unos correctos hábitos nutricionales y de estilo de vida son suficientes para prevenir su aparición en 90 de cada 100 casos, ya que sólo un 10% se debe a herencia genética.
Correcta nutrición y Actividad Física es lo esencial, sólo con ello podemos mejorar mucho e incluso revertir el Síndrome Metabólico en muchas situaciones. ¿Qué es el Síndrome Metabólico?
Aunque no se alcance el peso normal, las pérdidas entre 5-10 kg han demostrado ser efectivas para mejorar el control metabólico, el riesgo cardiovascular y aumentar la esperanza de vida.
La duración de la exposición a los factores de riesgo es clave, ya que los daños van sumándose a través de los años. Es muy importante identificarlo lo antes posible y más importante prevenirlo.
Relación con la alimentación
El elevado aporte calórico de la alimentación actual formada por una gran cantidad de alimentos procesados con un alto contenido en sal, azúcares simples y grasas no cardiosaludables y el sedentarismo, son los principales causantes del notable incremento de la obesidad tanto en niños como en adultos en nuestra sociedad.
El patrón alimentario a seguir, siempre debe ser personalizado y adaptado a las necesidades de cada individuo. Debe considerar la edad, el sexo, la actividad física, el estado metabólico, la situación económica y los alimentos típicos y disponibles del lugar de origen del individuo.
Como regla general, los hábitos alimentarios deben basarse en:
- Una alimentación con un bajo contenido en grasa saturada, grasa trans y colesterol.
- El aceite de oliva el principal aporte de grasa en la dieta.
- Aumentar el consumo de pescado, especialmente el de pescado azul de pequeño tamaño.
- Priorizar el consumo de carnes blancas sobre las rojas y el pescado sobre la carne.
- Incrementar la ingesta de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
- Incorporar a la dieta frutos secos y semillas.
- Disminuir el consumo de azúcares sencillos cuanto más mejor.
- Eliminar los refrescos o bebidas azucaradas y en general los alimentos superfluos que no tienen valor nutricional.
-Eliminar en lo posible alimentos de elaboración industrial y ultra procesados.
Hábitos y Estilos de Vida
Otros factores que favorecen el desarrollo del SM:
- Sedentarismo.
- Un elevado consumo calórico a través de bebidas azucaradas y alimentos ricos en grasa saturada.
- Disminución en el consumo de fibra.
- Tabaquismo.
- Consumo de alcohol, el cual debería de ser eliminado como hábito.
La actividad física es tan importante como una buena nutrición, es parte fundamental tanto del tratamiento de los pacientes con la enfermedad, como de los que están en riesgo de desarrollarla y debe de ser incluida en la vida cotidiana de la población general.
Alimentación y actividad física deben de ir de la mano.
- Es necesario evitar lo máximo posible, las actividades sedentarias como la TV y los videojuegos estáticos.
- Realizar actividades de ocio al aire libre orientadas a un mayor consumo calórico como pasear, andar en bici, nadar o hacer excursionismo.
- Como regla general, se aconseja que sea de intensidad moderada, de 3 a 5 días por semana y con una duración aconsejable de al menos 30/ 60 minutos.